Uno de los clásicos de nuestra historiografía es la Historia del riobambeño Juan de Velasco. La edición que analicé fue la publicada dentro de la colección “Clásicos Ariel” a principios de los años 70 del siglo XX. Este conjunto de libros presenta la obra de Velasco en 5 volúmenes; el 1 y 5 pertenecen a la Historia Antigua; el 11, 15 y 20 a la Historia Moderna.
Mi afán al hacer este análisis no es presentar los argumentos conocidos, debatidos y debidamente demostrados acerca de la veracidad de la narración de Velasco. Historiadores importantes como González Suárez, Jacinto Jijón, Gabriel Cevallos, Enrique Ayala, Ernesto Salazar, Santiago Ontaneda, Segundo Moreno, etc. han analizado a su debido momento la obra velasquina y llegaron a demostrar que la obra de Velasco es un conjunto de leyendas mas que de hechos históricos que puedan ser comprobados, posturas que yo las comparto. Aunque en nuestras esceulas todavía se siga enseñando Historia de nuestro coterraneo como veraz .
Deseo en este ensayo presentar un análisis de la Historia Antigua poniendo a consideración aquellos tópicos y aspectos que más me llamaron la atención y que considero que deben ser resaltados.
Creo que la obra del jesuita riobambeño, vista y aceptada, en la actualidad, como un conjunto de leyendas, amerita ser leída, ahí encontramos una serie de narraciones de lo que, según la visión de Velasco, fueron nuestros territorios, sus primeros habitantes, la grandeza de los pueblos antiguos de esta parte de América, los abusos, atropellos, de los conquistadores, la vileza y nobleza humanas, etc. Empecemos.
Juan de Velasco nació en la antigua Riobamba el 6 de enero de 1727 . En 1744 ingresa al noviciado de los jesuitas; Su trajinar como religioso lo llevará a: Quito, Cuenca, Ibarra, Popayán. Será precisamente en esta ciudad en el año 1767 donde le llegue la orden de expulsión de los dominios españoles a los hijos de Loyola. En 1768 llega a Faenza. Y es aquí donde escribe su obra la misma que termina en 1789. Sin embargo no será impresa y difundida sino en el año 1841. Tras una larga enfermedad muere el 29 de junio de 1792.
La obra de Juan de Velasco es vista por Gabriel Cevallos como el inicio de la Historia dio el adiós a la Crónica. Velasco vive en el siglo XVIII, el siglo de la ilustración en donde en una serie de obras escritas por europeos como William Robertson, G. Raynal, Paw, George Buffon quienes a través de conceptos como
tropicalismo, monstruosidad, gigantismo envueltos en un exotismo excluyente, racista y banal, llenó cientos de páginas de algunos autores europeos hasta el punto de considerar al mundo americano como de una “naturaleza inferior”, tan extraño a lo “cabalmente civilizado” que por si mismo quedaba postergado y arrinconado frente a los avances ilustrados de las sociedades modernas (Juan Marchena)
buscan despreciar lo americano indicando que lo europeo, tanto en geografía, fauna, y seres humanos era superior. Se escribían cosas absurdas e hirientes como, lo sostiene Buffón cuando afirma que “los seres humanos de este continente al igual que su flora y fauna se hallan en estado de degeneración. Los hombres de baja estatura, desprovistos de vello, les falta pasión sexual y su inteligencia escasa”. Paw acepta que “los perros del Nuevo Mundo no podían ladrar y que los habitantes eran impotentes y cobardes”.
Ante esta serie de autores e ideas ofensivas en el siglo XVIII se empiezan a escribir en América una serie de obras que buscan el surgimiento de la identidad y valoración de lo americano. Dentro de este grupo de escritores e historiadores se destacan los jesuitas americanos exiliados como Clavijero, Alegre, Cavo, Molina y Juan de Velasco.
De esta manera, Juan de Velasco empieza a escribir su obra para defender lo americano, sobre todo para contrarestar los ataques de Robertson (Libro 2, 4 #12) “la materia de todos fue la piedra labrada con perfección suma, como lo hice manifiesto contra el Dr. Robertson” o “El motivo lo podía haber leído el Dr. Robertson en cuantos historiadores hay, porque ninguno lo calla” (Libro 2, 7 #7).
El tratará de presentar una tierra rica en flora, fauna pero sobre todo sus personas, donde las riquezas son fabulosas “todo el servicio de su casa, mesa y cocina era de oro, de plata y, cuando menos de bronce … y en fin, no había cosa alguna en sus países que no la tuviese contrahecha o remedada de aquellos metales ” (Libro 2, 7 #11) la grandeza de Quito es resaltada “era una dilatada monarquía tan grande como la del Perú, arreglada por sus soberanos en lo político, civil y militar, quizás muchos años antes que aquella” (Libro 2, 7 # 3).
Destaca la grandeza de los edificaciones construidas por los incas “partos fueron y muy nobles de aquellas artes y ciencias los públicos edificios y fábricas soberbias, que tanto celebran los escritores [….] Serán siempre memorables edificios templos, monasterios, fortalezas, hosterías, vías reales [….] puentes canales, acueductos” (Libro 2, 9 # 1). La magnificencia de estas obras solo puede ser comparada con otras similares en Europa “las Vías Reales atravesaban de Norte a Sur la mayor parte del Imperio … Los que menos las comparan a las antiguas maravillas del mundo y al famoso camino de Anníbal por los Alpes de Italia … Otros sobreponen estas Vías a todas las maravillas y más célebres antigüedades del mundo” (Libro 2, 9 # 11).
La obra de Juan de Velasco empieza con su Historia Natural, donde enumera los objetos que llenan el escenario donde se desarrollarán los acontecimientos que luego narrará . La segunda parte es la Historia Antigua y una tercera la Historia Moderna.
La Historia Antigua que va desde la fundación del Reino de los Quitus hasta el regreso del presidente La Gasca. Velasco la divide en cuatro épocas de antigüedad: la primera el Reino fundado por los Quitus; la segunda el Reino conquistado por los Scyris, la tercera que inicia con la llegada y conquista del Reino por parte del inca Huaynacápa; finalmente la cuarta antigüedad que arranca con la conquista del Reino de Quito por parte de los españoles.
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Antiguo monumento a Juan de Velasco en el Parque de La Libertad en Riobamba |
Para la presentación de la obra Velasco la divide en 5 partes que él las denomina libros. Cada libro tiene lo que hoy denominamos capítulos; por ejemplo el libro 1 tiene 7 capítulos. A su vez dichos capítulos están divididos en parágrafos p. ej. El capítulo 10 del libro 2 tiene 20 parágrafos.
En los distintos relatos y narraciones de la Historia Antigua el padre Velasco parece que va contando una novela muy interesante y debidamente detallada. Un recurso que utilizará con frecuencia es que relata una historia y de pronto la deja en suspenso y empieza con otro hecho “Mientras dura esta corta paz, o más bien la breve suspensión de armas en el Perú, es tiempo de volver los ojos a los Gobiernos de Quito y Popayán” (Libro 5, 4 # 13).
En la relación de los diferentes hechos o descripciones de lugares, batallas, expediciones Velasco da un inventario detenido y con lujo de detalles. Como la revuelta de Mancocápac II (cfr. Libro 4, 8, # 1) Así la lista de “Nombres de dignidad, nobleza, empleos, ministerios y oficios en lo político y civil. Inca, hijo del Sol; Auqui, príncipe heredero; Coya, reina; palla: Princesa; Ñusti: caballero; Amauta, filósofo, Pambay-runa, ramera …” (Libro 2, 6 # 15). En esta parte presenta un total de 47 dignidades. Los empleos militares y las armas son otro tanto “Apusquipay, General supremo de la armada; Apusqui-randín, Teniente General, Apu, Capitán; Camáyuc, oficial; Aucac-runa, soldadazo …” (Libro 2, 7 # 18) “umachina, morrión de madera fortísima o de algún metal lustroso; chuqui, lanza muy grande y pesada; Anta-ñauchi, lengüeta de cobre templado sobre otra lanza menor, Turpuna, alabarda y pica de chonta, madera como el hierro; Tumi, cuchillo o machete; Huactana, mazo pesado de madera; Quipa, trompa de madera; Churo, trompa de aviso, de caracol marino …” (Libro 2, 7 # 20).
Al dar la lista o tabla cronológica de los Scyris y los Incas incluso Velasco se atreve a poner los años que gobernó cada rey “Toa y Duchicela, Scyri 12º, reinaron 070 año desde 1300 hasta 1370; Autachi Duchicela Scyri 13º, reinó 060 años desde 1370 hasta 1430; Cacha Duchicela, Scyri 15º, reinó 024 años desde 1463 hasta 1487 …” (Libro 1, 6 # 3). De los Incas “Mancocápac I comenzó en el 1021, reinó 40 años, murió el de 1062; Maita – Cápac, comenzó en el 1126, reinó 30 años, murió el de 1156; Inca – Urco, comenzó en el 1340, reinó 00 11 días, murió el de 1340; Pachacutec, comenzó en el 1340, reinó 60 años, murió en el 1400; Huaynacápac, comenzó en el 1475, reino 50 años, murió en el 1525; Atahualpa, comenzó en el 1532, reinó 01 4 meses, murió en 1533; … “ (Libro 1, 7 ).
La batalla de Jaquijaguana se relata con bastante detenimiento y presenta hasta las emociones “Salió La Gasca de Andahuaylas por marzo de 1548. Pasó el puente de Abancay con indecible alegría de todo su ejército, el cual marchó en bello orden” (Libro 5, 9 # 1).
Precisa lugares geográficos “En la extensión de 61/2 grados de Norte a Sur, tiene 160 leguas y de Oriente a Poniente , poco más o menos de 100” (Libro 4, 7 # 1)
Su relato, muy conocido, empieza con el origen del reino de Quito, cuya raíz la encontramos en los Quitus. El panorama histórico cambia con la llegada, a través del mar, de los Caras y sus posteriores conquistas. El imperio de los Scyris busca su expansión a través de guerras, pero cuando se encuentran con los Puruháes la mejor solución es una alianza matrimonial de Toa y Duchicela, fortaleciendo y agrandando de esta manera el Reino. Dentro de este marco y consolidado cada vez el imperio aparecen en escena los Incas; Túpac-Yupanqui invade estas tierras. Encuentra férrea resistencia, será su hijo Huaynacápac quien consolide la conquista luego de feroces combates; se realizará un nuevo matrimonio entre la princesa huérfana Pacha y el inca Huaynacápac. Fruto de este amor nacerá Atahualpa, quien llegará a ser su hijo predilecto, al igual que lo fue Quito. A estar próximo a su muerte el emperador divide el imperio entre sus hijos: Huáscar que se quedará con el Cuzco y Atahualpa con Quito. Se produce la guerra entre dos hermanos, aspecto que debilita al imperio. Triunfante el inca quiteño irrumpen en escenario del Tahuantinsuyu los españoles, quienes después de una serie de aventuras, hazañas y astucia derrumban al poderoso imperio andino los españoles van realizando una serie de fundaciones de asentamientos, villas, ciudades, etc. Pero empezarán las peleas por el botín y el poder situación que desembocará en traiciones, asesinatos, ajusticiamientos y guerras entre españoles, hasta que será necesaria la presencia de personas enviadas por la corona para poner orden en estas tierras. Mi objetivo en este trabajo no es entrar a dar una síntesis o resumen de las narraciones de Velasco, sino hacer un breve análisis de los aspectos y puntos que más me llamaron la atención de esta, nuestra primera historia.
La narración de Velasco en su Historia Antigua abarca los territorios andinos que fueron parte del Reino de Quito, Tahuantinsuyo y que posteriormente pasarían, en tiempo de los españoles a pertenecer al Virreinato de Lima y dentro de este la Real Audiencia de Quito.
Algo importante, y que me llama la atención es que Velasco empieza llamando a su obra Historia; años después a esta etapa de la historia nacional se la denominó despreciativamente “Prehistoria” término que al comprobar la antigüedad de varios milenios abandona esta denominación llamándola actualmente Época Aborigen.
Quiero destacar cientos aspectos a los que Velasco da importancia como el valor y el coraje de algunos personajes tanto de la antigua América como españoles.
El último rey Scyri Cacha quien pese a las insinuaciones y petitorio continuos de Huaynacápac no se rinde “Respondiole al Scyri que ignoraba el motivo por el que los Incas del Perú le llevaban la guerra a sus dominios, no habiéndoles dado motivo alguno; que él había nacido libre y señor del Reino y que quería morir como señor y como libre, con las armas en las manos, antes que sujetarse indecorosamente a su yugo” (Libro 1, 4 # 12). Cacha es presentado como una persona que hace hasta lo imposible para defender a su reino aún cuando ya no le quedaban fuerzas físicas “No hubo quien pudiese persuadir a Cacha el que subiese a la Plaza de Armas, porque sacando extraordinarias fuerzas de su debilidad, quiso estar llevado en una silla a la frente del mayor peligro, no como soberano, sino como capitán de su ejército” (Libro 1, 4 # 16).
Realza la figura del conquistador español Sebastián Belalcázar como “uno de los Capitanes de más fama y nombre que tuvo Francisco Pizarro. Su valor, su prudencia y buena conducta lo hicieron distinguir en las conquistas de Nueva España, y lo hicieron también uno de los más nombrados en el Perú” (Libro 4, 2 # 1).
La dignidad de las personas es un punto que Velasco lo recalca. En referencia a la muerte de Diego de Almagro dice “Recibió la muerte con ánimo generoso y noble, en el privado tormento de la prisión [….] tuvo el conjunto de nobilísimas prendas, dignas de un príncipe. Fue honradísimo, sin faltar jamás a su palabra, generoso aún con sus mayores enemigos … valeroso y de gran cabeza ((Libro 4, 8 # 26).
Pero así como alaba la lealtad, el valor, también condena la traición tanto de americanos como de españoles. Ataca duramente la conducta del famoso Filipillo, visto como un sujeto importante en la caída del imperio. “Filipillo fue el hombre más inicuo que pisó jamás la tierra, y el que con su perversa conducta les hizo dar a los Españoles los pasos que más desacreditaron su conquista [….] mas obró siempre con tanta vileza y doblez, que nunca guardó verdadera fe ni con los Españoles, ni con los mismos indianos” (Libro 3, 5 # 6) Pero como la vida da vueltas, y como dicen nuestros mayores que en esta vida todo se paga, la muerte que tendrá Filipillo será muy cruel “mas no tardó aquel inicuo en pagar todas sus maldades [….] Almagro lo condenó a ser descuartizado vivo [….]Murió partido en cuatro partes este deshonor” (Libro 4, 4 # 18)
Pero una figura a la que Velasco desacredita continuamente a lo largo de la obra es a Rumiñahui. Lo considera como un traidor, tirano, usurpador. Lo acusa incluso de asesinar a los hijos menores de Atahualpa. “Rumiñahui, tirano. Éste se usurpó el Reino por un año y 5 meses” (Libro 1, 6 # 3). Cruel pasa a cuchillo a miles de personas “los fue pasando a cuchillo, ayudado solo de sus confidentes [….].hizo lo mismo con todas las mujeres y concubinas del Rey difunto” (Libro 4, 1 # 7). De paso a Quito va destruyendo todo lo que pueda “después de saqueados, incendiados y arruinados los públicos edificios y parte de la ciudad de Riobamba pasó a la de Mocha .. incendió toda su casa (la de Zopozopangui) y luego el tambo y almacenes reales … De allí fue a ejecutar los mismos horrores en la Provincia de Latacunga” (Libro 4, 3 # 9).
Hay ciertos sitios que Velasco los describe como trágicos para la historia de los pueblos antiguos tal es el caso del valle de Tiocajas, donde habrá 3 derrotas militares con graves consecuencias “Este desierto arenoso, estrecho entre las dos cordilleras, que fue el teatro donde se representó la primer sangrienta jornada entre el Inca Tupac – Yupanqui y Hualcopo Scyri, fue donde se vio esta ocasión la segunda, menos sangrienta, pero más trágica y desgraciada, reservando la tercera al conquistador Belalcázar” (Libro 1, 4 # 11).
Al considerar al inca Atahualpa originario de estas tierras lo defenderá a capa y espada con la presentación de razonamientos como: la legitimidad del matrimonio entre Pacha y Huaynacápac “El que no pudiese casarse el Inca con extranjera por el expreso motivo de que no se manchase la sangre real sólo debían entenderse de extranjera de inferior jerarquía, mas no de una Reina como era Scyri Paccha en nada inferior a los Incas” (Libro 1, 5 # 11). Atahualpa es aceptado como una persona pacífica “Principios del pacífico reinado de Atahualpa” (Libro 3, 1). Incluso en su afán de defensa ataca duramente, Velasco, a la mamá de Huáscar “su madre Rava –occlo, mujer ambiciosísima, la cual había hecho el mayor duelo por la división de los Estados. Por consejos e instancias de ella y contra su propia repugnancia, mandó Huáscar al nuevo gobernador de Cañar” (Libro 3, 1 # 6).
El Inca Atahualpa es visto también, como un justiciero, recto pero indulgente y amoroso “Tenían el orden estrecho del Rey, para que jamás usasen indulgencia o gracia con los que se mostrasen rebeldes, y para que asimismo recibiesen con paternal amor a los que voluntariamente recibiesen su yugo[….] Atahualpa con la humanidad y amor con que trataba aun a los ínfimos vasallos, cautivó los corazones de todos, de modo que lo amaba tiernamente” (Libro 3, 2 # 20, 22).
Ante las versiones acerca de que los indios no tenían la idea de la divinidad Velasco contrarresta esta versión admitiendo que “Mas que careciesen de toda idea del Ente Supremo y palabra que lo denote, es de todo falso [….] tuvieron aquella idea casi todos los pueblos independientes, que después formaron esas dos monarquías” (Libro 2, 2 # 1). Presenta también una descripción detallada de los diferentes aspectos de la religión tanto quiteña como peruana (como el denomina en su obra a los habitantes del Sur de nuestro país) dando a conocer sus dioses, festividades, sus templos, etc.
Cuando Velasco enfrenta el estudio de la conquista española la enfoca desde diferentes puntos de vista y hace algunos análisis en donde destaca las hazañas, aventuras, estrategias, disputas, venganzas, odios, saqueos, traiciones. La define como una Historia difícil de entender; más sin embargo brinda lo que él denomina un juicio preliminar “Debe considerarse esta conquista como una tragi - comedia, compuesta de pasos serios y ridículos, trágicos y alegres, representados por muchas personas en el teatro de Quito a un mismo tiempo. Los personajes principales son seis: Rumiñahui, Belalcázar, Pedro de Alvarado, Diego de Almagro, Quisquis, Hernando Soto y el demonio enredador Filipillo.” (Libro 4).
La crueldad contra los indios (llamados indianos por Velasco) es brutal, no tienen piedad, ni compasión, “no repararon aquellos ciegos enfurecidos en el daño que así mismo se causaban con exterminar a los Indianos .. eran puestos a la cuestión del tormento para que declarasen dónde estaban sus tesoros … sus casas las incendiaban … a los indianos los mantenían encadenas para irlos matando poco a poco” (Libro 4, 6 #5).
La muerte de los indígenas por diferentes razones, como maltratos o enfermedades tropicales es alta y alarmante “De los 4 mil indianos que llevó Belalcázar y de los 2 mil que adelantaron con Ampudia, no volvieron ni 20 a sus casas, habiendo perecido todos los demás” (Libro 4, 7 # 12).
La Corona institucionaliza el abuso a los indianos por medio de una institución en el siglo XVI: la Encomienda “los encomenderos se usurpaban el derecho de reducirlos a una miserable esclavitud, poniéndolos a la carga o al incesante trabajo de las minas, sin menor paga, ni recompensa” (Libro 5, 6 # 5)
Una “polémica histórica” que Velasco trata es la de Gonzalo Pizarro y La Gasca sobre la legitimidad de las tierras conquistadas. Como sabemos la Corona reclama como suyas las tierras conquistadas, pero los conquistadores defienden su derecho a las mismas “el Reino o hemos conquistado yo y mis hermanos a nuestra costa” le responde G. Pizarro al padre La Gasca. .
Finaliza Juan de Velasco la Historia Antigua con un grupo de reflexiones y conclusiones entre la que conviene resaltar: la fuentes en la que basa su relato, a más de los testimonios que va recogiendo son obras de autores tales como: Agustín de Zárate, Francisco López Gomara, Antonio de Herrera, y el Inca Garcilaso de la Vega.
Termina resaltando que lo más importante de todo este proceso de conquista española, a pesar de los atropellos es la evangelización “Ellos en fin, aunque cometieron graves injustitas y violencias contra las naciones indianas, les introdujeron la vida racional, política y civil, compensándoles con la luz del Evangelio largamente todos los males que les causaron” (Libro 5, 12 # 8)
En fin, creo que fue muy valioso tener un acercamiento a la primera obra de Historia de nuestro actual Ecuador, cuestionada a veces, injustamente despreciada pero que merece ser leída por los ecuatorianos y más aún por los que somos riobambeños.
BIBLIOGRAFÍA
- Cevallos Gabriel, Reflexiones sobre la Historia del Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional, 1987.
- De Velasco Juan, La Historia Antigua, Guayaquil, Clásicos Ariel II tomo, s.f.
- De Velasco Juan, La Historia Antigua, Guayaquil, Clásicos Ariel I tomo, s.f.
- Marchena Juan, El Poder y la palabra en los Andes, Guayaquil, Curso de Especialización Superior en Historia, UASB ECOTEC; Poligrafiado, 2008.
-.Rodríguez Jaime, La Independencia de la América Española, 2ª. Ed. México, FCE, 2005.
- Salazar, Ernesto, Entre Mitos y Fábulas: El Ecuador Aborigen, Quito, Corporación Editoria Nacional, 1994.