jueves, 6 de agosto de 2015

Centenario de la Consagración de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, de Riobamba.




 CENTENARIO DE LA CONSAGRACIÓN DE LA BASÍLICA
El miércoles 9 de junio de 1915 se inauguró y consagró, de manera solemne, el templo de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús en Riobamba. La primera piedra de esta obra  se colocó el domingo 26 de agosto de 1883, en el rectorado del P. Luciano Navarro, S.J., quien recolectó la cantidad de 2000 pesos para el inicio de la obra.  Los planos del templo fueron elaborados  por el Hno. Ramón Lecanda, S.J.  En un principio se pensó levantar este templo en sector conocido como la Loma de Quito, pero por la distancia, finalmente se edificó en un sitio contiguo al colegio San Felipe Neri.
1915, archivo: UESFN
           
La Compañía de Jesús quiso darle al templo un carácter de nacional y presentarlo como una ofrenda complementaria a la consagración del Ecuador al Corazón de Jesús, evento en el que  los jesuitas tuvieron protagonismo. La construcción de la Basílica demoró 32 años; el retraso se debió sobre todo a problemas económicos, por lo que el comité de ayuda realizó varias actividades como rifas, veladas artísticas para recaudar fondos; el 26 de abril de 1914 se realizó un programa al que asistió, según el relato del periódico El Templo,  la aristocracia  de Riobamba y  Guayaquil; ese día se recaudaron  800 sucres y con la rifa de un reloj de oro y otros premios 432 sucres.
            Con el objetivo de recaudar fondos e informar el avance de esta obra, la institución, el año de 1892, editó el periódico “El Templo”, el mismo que circuló hasta 1915; en este medio de información aparecieron artículos de reflexión catequística, avances científicos, un resumen del acontecer nacional y local, informes meteorológicos y listas de las limosnas donadas por los fieles para el levantamiento del templo. El director de este medio fue el Deán de la Catedral Juan Félix Proaño. Se llegaron a publicar hasta 1200 ejemplares por número, en un inicio la edición fue mensual y luego quincenal. Con la inauguración de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús el periódico cambió de orientación y pasó a denominarse “El Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús”, posteriormente se publicó con el nombre de “La Hoja Mensajera,” que después se convirtió en la “Hoja Popular” y este a su vez en el interdiario  “El País” que circuló hasta los años 70 del siglo XX.
Luego de superar estos inconvenientes y problemas  económicos, la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús abrió sus puertas  a los fieles el 9 de junio de 1915, para cuyo efecto se preparó un amplio programa al que asistieron varios obispos del Ecuador.
La Basílica hacia 1911. Archivo: UESFN
            El programa de inauguración arrancó  la tarde del martes 8 de junio, con repique general de campanas, vísperas solemnes, iluminación, y  una retreta. El  miércoles 15, las campanas repicaron  varias veces; a las 6H30  fue la consagración del templo. El Obispo de la Diócesis de Bolívar, Mons. Andrés Machado (ex rector del San Felipe), iba a ser el encargado de la consagración, pero no pudo presidir los actos de consagración por enfermedad. Podemos narrar, a modo de anécdota, que el Arzobispo de Quito Monseñor Federico González Suárez se excusó de asistir a la consagración “por motivos de graves de prudencia” (salud.).  Finalmente, el templo fue consagrado por el Obispo de Ibarra  Mons. Ulpiano Pérez Quiñónez. En la  tarde hubo un acto dramático – literario, a cargo de los alumnos del San Felipe. El día concluyó  con fuegos artificiales
Los días posteriores y hasta el 18 de junio continuaron los festejos con retretas, misas pontificales diarias, la entronización de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, peregrinaciones desde distintos pueblos cercanos a Riobamba, veladas artísticas, desfiles acompañados de bandas de músicos de pueblos aledaños como: Lacto, Pungalá, San Andrés, Calpi, Químiag,


Alrededor del templo de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús se formaron y fortalecieron varias congregaciones religiosas; algunas de ellas eran para la gente pudiente como la Congregación de los Caballeros de la Dolorosa  y otras para la gente de estratos populares como la Congregación de San José,  formada principalmente por obreros de la ciudad.  Cada una de estas congregaciones tenía  un proceso  especial para su ingreso, una jerarquía claramente establecida,  ceremonias y rituales, insignias, estandartes, etc. pero de a poco,  estos grupos fueron debilitándose hasta desaparecer por completo. En los archivos de la Unidad Educativa San Felipe Neri se encuentran libros de  actas  de reuniones de estas congregaciones,  que ameritan un estudio sobre su influencia en la sociedad yel papel que desempeñaron  junto a la iglesia católica.

          
Programa de inauguración de la Basílica. Archivo: UESFN
 
La consagración de la Basílica para el historiador jesuita  ecuatoriano Alfonso Escobar fue una ofrenda  y una prueba del cumplimiento  de los mensajes y destinos, de la entonces  beata,  Margarita María de Alacoque, reveló al beato Claudio de la Colombiere, S.J.;  a  pesar que el Estado liberal le quitó  varios espacios a la iglesia no pudo, sin embargo, despojarle de su poderío espiritual. La jerarquía eclesiástica, así como los curas párrocos, religiosos y religiosas   continuó ejerciendo fuerte influencia en sus fieles.[2]  La construcción y posterior  bendición de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús  fue aprovechada como otro recurso  para
combatir al Estado laico. En el  sermón de consagración de este templo el P.  Manuel Proaño, S.J. dijo “Este es Señor, vuestro pueblo: no doblará sus rodillas a varias Deidades, sino a vos, Santo de 
Ca, años 30, la Basílica vista desde el parque de La Libertad. Archivo: UESFN
Israel. […] vuestros enemigos insultan nuestra  Fe, y se burlan de nuestras esperanzas”[3]

ARCHIVOS:
Unidad Educativa San Felipe Neri, Riobamba
Biblioteca Municipal, Riobamba
Curia Provincial de la Compañía de Jesús, Quito.






[1] El Social, Periódico de independiente de intereses generales y locales, Nº 100, Riobamba, 5 de junio de 1915.
[2] Rosángela Valencia,  “El Culto de la Virgen de El Quinche en el Ecuador. 1895-1943. Una herramienta de poder eclesial frente al Estado”. Tesis de maestría, Universidad Andina Simón Bolívar, 2004, p.  27.
[3] Manuel Proaño, En al Consagración de la Rotonda de Riobamba y Entronización del Sacratísimo Corazón de Jesucristo, Quito, La Prensa Católica, 1915, p. 14.
[4] Basada en, P. José Benítez Romero, S.J, La Basílica Cien años de Historia, Cuenca, Editorial Don Bosco, 1983, pp. 83 – 85.

domingo, 12 de octubre de 2014

Avisos y propagandas "In illo tempore"

Programa de Inauguración de la Basílica. Archivo: UESFN

Avisos que aparecieron en diferentes  medios escritos de nuestro país.
Tomada de Revista Destellos, 1941.
Tomado de la Revista Destellos, 1941.
Tomado de la Revista Destellos, 1941.
Tomado de la Revista Destellos, 1941
Tomado de La Vida de  Cada Día, El Ecuador en Avisos del Banco Central del Ecuador
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Tomado de La Vida de  Cada Día, El Ecuador en Avisos del Banco Central del Ecuador

lunes, 21 de abril de 2014

Exposición "In Nomine Iesu"

Exposición In Nomine Iesu en el San Felipe

Lenín Garcés Viteri realzia una reseña histórica sobre los jesuitas en Riobamba

Imágenes del San Felipe en la  exposición In Nomine Iesu
24 de abril, apertura de la exposición In Nomine Iesu

sábado, 19 de abril de 2014

De bandas de guerra a bandas rítmicas


[1]        
1945, banda de guerra del Colegio  San Felipe, archivo UE  SFN
 
Cada 21 de abril, y desde  hace décadas, se realiza en Riobamba  el Desfile Cívico, en el recorren por las calles de la ciudad, principalmente, los estudiantes de nivel medio.  La historia de  las sociedades, dice el historiador ecuatoriano  Ángel Emilio Hidalgo[2],   se plasma  en la cotidianidad, a partir de expresiones de sociabilidad. El concepto clave para entender la vida cotidiana es ritualidad, que es vista como  el conjunto de acciones, uso y prácticas dotadas de sentido, que los individuos las realizan con frecuencia, dentro del marco de lo que se denomina reproducción social.
Banda de guerra del STAR atravesando la calloe 10 de Agosto. Archivo: UE STAR
            Parte importante de este ritual y vida cotidiana son las conmemoraciones de las efemérides patrias, que de acuerdo al  español   Mario Carretero[3], ocupan un papel significativo en  todos los sistemas educativos  iberoamericanos, los mismos que contribuyen de manera decisiva en la construcción de la identidad  nacional, que la ser un producto cultural es artificial y se sostiene sobre seres simbólicos inventados, lo que nos recuerda a Benedict Anderson y sus  “comunidades inventadas.”  Para Olga Hoyos y Cristina del Barrio en el campo del conocimiento social, el proceso  de construcción personal de la identidad nacional ilustra la génesis del individuo  como pensador político y contribuye a comprender  su conducta como ciudadano.
1954, banda de guerra del Colegio Riobamba, archivo de Gonzalo Bonilla
            Las celebraciones de las efemérides escolares, al contribuir con la creación de la identidad nacional, tienen un carácter naturalizado  en la mente de los alumnos docentes, lo que a  menudo impide   que puedan dejar de concebir su existencia. Un ritual  que se repite anualmente en Riobamba es el  desfile del 21 de abril, llamado tradicionalmente Cívico – Militar; un componente de esta marcha abrileña son las bandas rítmicas  que comúnmente  se las llaman de guerra.
           
1949, banda de guerra del Colegio Santa Mariana de Jesús
Las  bandas de guerra, relata una investigación de la Escuela del  Comando  y Estado Mayor de Bolivia,  acompañan a los hombres de armas desde hace centurias. Entre  los egipcios, griegos, hunos y otras etnias el cuerno se utilizó, como instrumento para dar órdenes de ataque, aunque se puede considerar a la tuba romana (especie de trompa metálica) como el verdadero antecesor de los actuales instrumentos de banda; los romanos poseían un código de cuarenta y tres toques militares que se ejecutaban con este instrumento, con lo que llegamos al segundo propósito de los instrumentos militares: la transmisión de órdenes.

            Años  después hizo su aparición el otro instrumento clásico: el tambor; no obstante, la intención de producir sonidos, no solamente con el aliento, es más antigua que el tambor. Una vez perfeccionados los tambores o timbales, su sonido, junto al de los instrumentos de viento, hizo aparecer un tercer elemento en el campo de batalla: el ritmo, ya que con su cadencia las tropas se desplazaban a través del combate, tal como ahora lo hacen en tiempo de paz, en desfiles y paradas militares.
1970, banda de guerra del Colegio  Maldonado, archivo Jorge Viteri C.
         Según la Escuela de  Comando  y Estado Mayor de Bolivia,  estas bandas, compuestas es sus inicios únicamente por los instrumentos de percusión, fueron ampliándose poco a poco con la incorporación de nuevos instrumentos; en 1762, las nuevas bandas militares francesas incluían dos clarinetes, cifra que para 1810 había aumentado a diecinueve y poco después hacía su aparición los sacabuches (antecesores de los actuales trombones).

            La música militar se consolidó a partir de entonces, como elemento clave, en el campo de batalla, bajo sus marciales notas marcharon y combatieron los ejércitos de Napoleón, las tropas norteamericanas durante la Guerra de Secesión.   
            Las bandas de guerra en los desfiles de Riobamba, que hasta la década de los 60 se  realizaban el 21 de abril y el 11 de noviembre, fueron evolucionando. A través de una serie de fotografías podemos observar que  en la década de  los años 40 del siglo XX los integrantes  de las mismas no pasaban de 10 personas y estaban formadas por tambores y cornetas, acompañados de  un cachiporrero; después  se integraron  otros instrumentos como: el bombo, los platillos,  los flautines,  las  liras. La mayoría de estas bandas siempre han  interpretado, y aún lo siguen haciendo, marchas militares.

            El ex Ministro de Educación Raúl Vallejo mediante Acuerdo No 166 del 2007, en el artículo 4  dispuso  la transformación de las “Bandas de Guerra” en “Bandas de Música Estudiantiles”, “según lo dispuesto en el acuerdo ministerial N.- 2036, de 30 de julio del 2002, con enfoque de integración, formación y civismo, que posibilite la práctica y reflexión de valores cívicos y ciudadanos. Así mismo que se innoven los repertorios musicales con canciones propias del país y de Latinoamérica, de tal manera que se propenda a una cultura de recuperación de la identidad nacional y regional.”
           
Ca. 1960 honores de  la banda de guerra del Colegio San Felipe. Archivo: UE
Las bandas de guerra de los colegios tradicionales de Riobamba, que en sus inicios fueron de varones, al  entrar en el proceso de coeducación mantuvieron a las bandas solo con hombres. Sin embargo,  el Instituto Tecnológico Carlos Cisneros, la Unidad Educativa Santo Tomás Apóstol, 
la Unidad Educativa San Felipe Neri, permitieron el ingreso de  mujeres a sus respectivas bandas.   .

Este tipo de decisiones y cambios han traído los reclamos y protestas, sobre todo de ex – alumnos, que  argumentando,  sin fundamento, que más importe que la integración de las señoritas a las bandas es la tradición, se oponen a esta nueva visión y acción de las bandas. 

            Quedan algunos aspectos que deberán ser analizados como las marchas que interpretan estas bandas, que aún siguen siendo militares; el desfile del 21 de abril es aún monótono y repetitivo.  Este ritual es algo que debería cambiar; no solo se viven de las tradiciones.

ARCHIVOS:

-          Unidad Educativa “San Felipe Neri” Riobamba  (UESFN)

-          Unidad Educativa Santo Tomás Apóstol  Riobamba (UESTAR)

-          Doctor Gonzalo Bonilla

-          Licenciado Jorge Enrique Viteri C.



[1] Agradezco la gentileza de:  P. Fernando Moyota, S.J., ex Rector de la UESFN, P. Manuel Hidalgo, SDB, Director de la UESTAR, por permitirme el ingreso a sus respectivos archivos. Del mismo modo,  hago extensivo mi agradecimiento a Gonzalo Bonilla y Jorge Enrique Viteri, Carlos Aimacaña, Marco Jaramillo
[2] Ángel Hidalgo, Entre dos aguas, Manta, editorial Mar Abierto, 2011, p. 36.
[3] Mario Carretero,  Alberto Rosa y M- Fernanda  González (compiladores), Enseñanza de la Historia y memoria colectiva,  Buenos Aires, Paidos, 2006, págs... 171 – 172.